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Si bien es cierto que el bigote es sinónimo de virilidad, también lo es que hablando del código de vestir internacional el bigote y la barba no son algo positivo para los negocios, ya que es una barrera de comunicación.

La barba en el hombre tiene efectos significativos sobre el cómo nos perciben los demás.

Llevar barba es como retroceder al hombre primitivo en el que tenían más pelo en la cara.

El psicólogo Robert Pellegrini realizó una investigación sobre los efectos del vello facial, seleccionó a 8 jóvenes barbudos y a quienes fotografió antes y después de afeitar.

Luego se mostró las fotografías a diferentes grupos de personas y, generalmente, los barbudos recibían adjetivos como masculino, maduro, dominante, seguro de sí mismo y valiente.

Sin embargo, estudios recientes también asocian la barba con la falta de honestidad: más de la mitad del público occidental cree que los hombres con el rostro afeitado son más honestos que aquellos con barba.

La barba la recomendamos usar solo cuando existe una cicatriz o una barbilla muy afilada que resulte no atractiva en el rostro y llame mucho la atención, pero de lo contrario lo mejor es lucir sin barba y sin bigote pues existe una connotación con no tener nada que ocultar, de transparencia y de limpieza.

Sin embargo la barba y el bigote de muchos hombres los ha hecho distintos a los demás por la forma en que lo llevaban, creando con esto un estilo único.

Uno de los bigotes más recordados es el de Salvador Dalí con su bigote enroscado y la famosa barba cerrada y bien cuidada de Ernest Hemingway.

Así que si usted se quiere ir por la vía más segura evite en los negocios la barba y el bigote.

Pero si decide imponer estilo y decide llevar bigote o barba, solo recuerde que tiene que cuidarla como parte primordial de su imagen, bien recortada, muy bien cuidada y de aspecto impecable.

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